martes, 24 de mayo de 2011

"En una conferencia": autor Joseph BRODSKY

   Como los errores son inevitables, alguien podría creer que soy un hombre parado en ésta aula frente a todos uds. Pero en una hora, digamos, éso se habrá corregido, por mi gracia y por la suya, y el lugar quedará de nuevo en poder de las partículas elementales, libres de la rigidez de una forma humana concreta o de cierto tipo de asamblea. Algunas partículas todavía son libres. No todo es polvo.

   Así las cosas, mi falta de predisposición para reconocer que soy yo quien está ahora aquí ante uds., exactamente lo contrario, tiene menos que ver con mi modestia o solipsismo que con mi respeto por el futuro inmediato de la habitación, por ésas partículas que flotan libres, como antes mencionara, posándose sobre la superficie lustrosa de mi cerebro. Inaccesibles para el trapo húmedo ansioso por eliminarlas.


Lo más interesante del vacío es que se encuentra precedido por lo lleno. Los primeros que así lo entendieron fueron, creo, los diioses griegos, cuyo fuerte era justamente su "ausencia". Piensen entonces, que ensayan para el bis divino y que mi actuación se ofrece, claro está, para la galería. Todos nuestros actos son por vanidad. Pero estoy ocupado. Una vez conocido ell futuro, es posible adelantarlo. Así lo hacen las esculturas y los muebles de mi casa. La humildad no es una virtud sino una necesidad que se reconoce sobre todo cuando cae la noche. Si bien es cierto que, desde el punto de vista numérico, es más fácil no ser yo, que no ser uds. Como le confesó el cisne al lago: no me gusto. Pero sos bienvenido a mi reflejo.



Joseph BRODSKY (Premio Nóbel de Literatura 1987)

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